"Llegamos a la capital de Lancashire a eso de la ocho
de la tarde, para hacer un total de 24 horas de viaje, sumando cinco en paradas
y dos de ferry. Encontramos el albergue sin mayor problema y, cual es nuestra
sorpresa al hallarlo tomado ¡por seguidores rojiblancos! De hecho, descubrimos
al llegar que un amigo, Iñaki, con el que habíamos quedado y que se ha
desplazado desde Riga, donde vive, se hospeda en el mismo sitio que nosotros.
Menuda casualidad. También conocemos a Julen II, un chalado de Zaldibar que
bebe pintas de trago y se ha venido solo a ver el partido. ¡Aquí están, estos
son, los cojones del león! Tras adoptarles para la tropa, dejamos los bártulos,
guardamos el coche en un parking cercano y nos dirigimos a la zona donde dicen
que se han congregado nuestros camaradas. Los ¡Athletic! ¡Athletic! resuenan
por las calles, con mayor frecuencia y respuesta conforme avanzamos.
Aficionados del Manchester City, el equipo obrero de la ciudad, nos alientan y
felicitan por las calles.
Al llegar a la señalada plaza, nos quedamos mudos de
asombro al contemplar un ejército rojiblanco que ocupa cuantos pubs podemos
divisar, velando pintas por su equipo. Nos unimos a ellos y, como colofón,
tomamos las últimas en el Hard Rock Cafe Manchester, donde hay un
jolgorio increíble. El músico que está actuando en directo alucina; jamás había
tenido tanto público ni tan entregado. Tras varios ¡beste bat! que le
obligan a seguir tocando, unidos al ¡Athletic! con el que termina su actuación,
se sube un tipo que empieza a entonar el Eusko gudariak, seguido por el Ikusi
mendizaleak y otros cánticos de temática zurigorri y/o euskalduna.
Si nos paramos a pensar, no podemos dar crédito a lo que nuestros ojos ven, así
que es mejor seguir el cachondeo general. Estamos como en casa. Unas pintillas
y de vuelta al albergue, donde nos encontramos con otro colega, Burton, que
viene de Dublín. A la cama pronto, que mañana espera un largo día."
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